«Times are Changing», cantaba Bob Dylan.
La prolongada dictadura estaba en sus últimos días, el reciente Mayo del 68 en Francia y esa filosofía mística que impregnó nuestro estilo de vida, «haz el amor, no la guerra», nos envolvían en un ambiente de optimismo y esperanza.
Ginsberg, Kerouac, Alan Watts, quien nos introdujo en las filosofías orientales, fueron nuestros escritores predilectos.
Además, nos encontrábamos en el lugar idóneo, la Isla mágica, espléndida y serena, todo indicaba que era posible un mundo mejor.
En este contexto, el Ayuntamiento de Eivissa concedió los primeros ocho permisos para la venta en la Calle Mayor y calles adyacentes. A estos primeros ocho jóvenes les siguieron varios más en el ’75. Inspirados por el Mediterráneo, cuna de grandes culturas que a lo largo de los siglos arribaron a la Isla, y por la filosofía de vivir en paz, comenzamos a trabajar el cuero, los metales y las piedras de Mauritania. Así comenzó el que es hoy el Mercadillo más antiguo de la Isla.
Han transcurrido 38 años, algunos compañeros cambiaron de rumbo, otros se quedaron en el camino y, aunque algo mermado, el Mercat del Port sigue palpando en el corazón de la Marina. Los veteranos y una nueva generación de jóvenes seguimos trabajando con ilusión, manteniendo la esperanza de que aún es posible un mundo más justo.